jueves, 14 de abril de 2016

EL LIBRO DE LA SELVA

Sin duda, de toda esta nueva moda de pasar a imagen real los clásicos que Disney versionó en animación en el pasado, es esta película que más gana con el cambio, convirtiéndose en toda una nueva adaptación de El Libro de las Tierras Vírgenes de Rudyar Kipling que la inspira.

No teman, que Favreau se las apaña para colar las dos cancioncillas del film original. Y no quedan mal, pero son anecdóticas ante el resto de sus descubrimientos, tanto en la ambientación como en la mitificación de los personajes protagonistas.


Yo quiero recordar que El Libro de la Selva es de las primeras películas Disney que mis padres me llevaron al cine a ver con ocasión de su estreno.

Y estas nuevas versiones son quizás una llamada e invitación a volver ahora como adultos sobre la historia y ver que es lo que encontramos en ellas.

Acompañado en su aprendizaje por dos animales y perseguido por un mortal y sádico felino, no podemos dejar de comparar la figura de Mowgly a la de The Lion King. Tanto se parecen, que en esta versión han tenido que eliminar la estampida de ganado para no recordar a la que acabó con Mufasa.


Como Blancanieves, Mowgly ha sido escondido en el bosque para protegerlo de los peligros que lo achechan.

Como Sigfrido, descienden de una estirpe de lobos (los Volsungos).

Como Prometeo, regresará al mundo que lo vio nacer para traer el fuego a sus nuevos congéneres.

Fabreau ha sabido captar perfectamente el valor arquetípico de esas acciones.


Quizás le podríamos reprochar que el encuentro con la serpiente Kaa es demasiado oscuro, aunque como la película ya ha sido un éxito y se han puesto en marcha las secuelas, no nos cabe duda de que en las futuras apariciones la sierpe hará gala de la sabiduría y el papel protector que juega en el libro original.

Mientras tanto, os invitamos a leerlo y repensarlo.

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